La alegría cuelga de tu risa;
la alegría cuelga de tu risa;
en cada uno de tus dientecitos,
que brillan limpios, desinhibidos,
espantando miedos escondidos.
La vida yo no la tengo que buscar;
la vida yo no la tengo que buscar;
está en tus brazos valientes,
está en tus carreras frecuentes
detrás de cada cosa que se mueve.
Toda la sabiduría que guarda
cada libro que aún no he leido
no se puede comparar con la risa
y con el llanto que llevas contigo,
que llevas contigo,
que llevas contigo.
Tengo la belleza a salvo de ladrones;
tengo la belleza a salvo de ladrones,
pero no la guardo bajo la almohada
sino en cada una de tus miradas,
sino en cada una de tus miradas.
La dulzura la atesoro con cuidado;
la dulzura la atesoro con cuidado;
la recojo como polvo de oro
cada vez que hablan tus ojos
y la vigilo cerrando mis ojos.
Tus tres inviernos me calientan,
tus tres veranos me esperanzan;
tus tres otoños y primaveras
me aseguran que hay mañana;
que hay mañana.
(Octubre 1999)
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